Las lenguas romances (también denominadas lenguas románicas o lenguas neolatinas) son un grupo de lenguas estrechamente relacionadas entre sí y que históricamente aparecieron como evolución del latín vulgar. Así pues, estas lenguas derivaron no derivaron del latín clásico (que con el tiempo se convirtió en algo así como una lengua estandarizada, en un idioma aprendido como segunda lengua, y no como lengua materna) sino del habla cotidiana del vulgo, es decir, del habla común de la gente.
¿Una lista? ¡Faltaría más! Español, catalán, gallego, asturleonés, aragonés, aranés, portugués, francés, franco-provenzal, occitano, rumano, retorromanche, italiano, sardo, piemontés, ligur, lombardo, emiliano-romañol, véneto, napolitano, siciliano, dálmata...
Como veis, el número de lenguas romances conocidas supera la veintena, aunque en
la actualidad muchas variedades regionales están severamente amenazadas
y sólo media docena de ellas tienen un uso general y tienen varios
millones de hablantes.
Evidentemente, las lenguas que más conocemos son las que están más cerca, es decir, las denominadas ibero-romanas, que suenan entre conocidas y diferentes...
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