Sí, un espectro, una aparición, un espíritu; podemos llamarlo como queramos, el caso es que lo vi. Ocurrió el mismo año en que el hombre llegó a la Luna y, aunque hubo momentos en los que pasé miedo, esta historia no es una novela de terror.
Todo comenzó con un enigma: el misterio de un objeto muy valioso que estuvo perdido durante siete décadas: Las lágrimas de Shiva." (César
Mallorquí, Las lágrimas de Shiva, Barcelona, Edebé, p. 11)
Así comienza esta novela de César Mallorquí, Las lágrimas de Shiva, que estamos leyendo en 3º de ESO, y con muy buena aceptación, por cierto.
Hay muchos aspectos interesantes en esta obra
ambientada en el verano de 1969, un tiempo que inevitablemente asociamos al
blanco y negro de las imágenes nos llegan de entonces, y que lo hacen extrañamente lejano, cuando no es
así.
Se trata de una época llena de cambios en la que se produce un hito histórico: el de la llegada del hombre a la luna ("Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad", diría Armstrong al pisar el satélite), acontecimiento que aparece reflejado en la novela y del que el joven Javier es partícipe gracias a la televisión que construye su tío con sus propias manos. ¿Sería algo así lo que vio…?
Se trata de una época llena de cambios en la que se produce un hito histórico: el de la llegada del hombre a la luna ("Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad", diría Armstrong al pisar el satélite), acontecimiento que aparece reflejado en la novela y del que el joven Javier es partícipe gracias a la televisión que construye su tío con sus propias manos. ¿Sería algo así lo que vio…?
En el libro también se mencionan los gustos
musicales de los distintos miembros de la familia (pp. 102-103): “El
tocadiscos, por cierto, decía mucho sobre la personalidad de los distintos
miembros de la familia Obregón. Tía Adela ponía siempre música clásica, sobre
todo Brahms y Chaikovski; tío Luis era aficionado a los tangos y a los
cantantes norteamericanos —incluido Elvis—; a Rosa le gustaba el jazz, pero
también Leonard Cohen, Moustaky y Brassens; Margarita por su parte, se
decantaba por los Rolling Stones, mientras que Violeta era una fanática de los
Beatles. En cuanto a Azucena, lo oía todo y seguía sin decir nada.” (Op. cit., pp. 102-103).
Empecemos con los gustos de la tía Adela, más clásica que el resto de la familia:
El tío Luis, por su parte, parece inclinarse por "los tangos y los cantantes norteamericanos". La mención de Elvis hace ineludible su presencia, y en cuanto al tango, he aquí una canción de Carlos Gardel, una de sus figuras más representativas:
A la mayor de las cuatro flores, a Rosa, le gustaba el jazz, Leonard Cohen, Moustaki y Brassens entre otros:
Mientras que Margarita se decanta por los Rolling Stones:
Y Violeta... por los Beatles, claro:
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